Una
noche lúgubre donde llueve fuertemente,
caen rayos, una pareja de ancianos se encuentra en una habitación, platicando
sobre viejos recuerdos que los acompañan a través de sus 60 años de vida marital.
Sin embargo el silencio se apodera de uno de
los dos ancianos, la Vieja anciana llamada Teresa, recuerda con
nostalgia, la época en que vivieron en París, su esposo Pedro, en ese entonces pertenecía al cuerpo
diplomático, recuerda con cuanta ilusión llego a la ciudad, era la
primera vez que salía del País, tenía dos hijos y veía una buena oportunidad
para ellos. A los pocos meses de llegar se entera de su tercer embarazo,
recuerda que fue algo inesperado pero a la vez se sentía muy feliz, lo disfruto
al máximo, nació su hija y llenó de
felicidad el hogar de los Pérez Díaz; sin embargo no puede contener el llanto
al recordar a aquella tarde en que sonó el teléfono y tuvo que regresar de
urgencia a Colombia, pues su Madre
estaba a punto de fallecer, recuerda que
insistió hasta el último momento en la aerolínea para poder conseguir pasajes
para sus tres hijos y ella, ya que su esposo se encontraba en unas reuniones de
representación del Estado en Londres.
Sus ojos se sumergen en llanto,
parece que fue ayer cuando se despedía de su hijo mayor en el aeropuerto y lo
deja al cuidado de la empleada, por ocho días, él se veía contento pues ya
tenía 16 años y le parecía más delicioso quedarse solo en la casa, no le
llamaba la atención venir al funeral de la abuela, pues no la veía hacia mucho
tiempo, no la recordaba. No faltaron todas las recomendaciones que le pudiese
dar una madre a un hijo cuando viaja.
Sin embargo viajó con un presentimiento terrible,
-¿que luego pasaría en mi ausencia?-
pensó ella.
No se bajada del avión cuando ya le estaban
comentando que su hijo mayor había tenido un fatal accidente, justo cuando se
despidieron, él llegó a la casa, se fue a jugar futbol, sufrió una caída la cual
le ocasiono un golpe en la cabeza y este a su vez una grave contusión que unas
horas después le causaría la muerte.
La sensación de perder a dos personas tan
importantes en su vida, mas encima ese mismo día, era devastadora, no pudo
contener el llanto por varias horas esperando que todo fuera mentira, y, que al
volver a París su hijo la estuviera esperando; que yendo a la clínica su madre
estuviera estable, y a salvo, pero sabía en el fondo eso era simplemente una
fantasía absoluta.
Recordaba con profunda tristeza como al
entrar a la clínica el doctor que había
asistido a su madre, la recibía con la
mala noticia de que fallecimiento; la tristeza invadía su cuerpo, le era difícil
pronunciar palabra, pues estaba demasiado dolida con la vida, había perdido
a la mujer que le dio la vida era la que
estaba en el cajón fúnebre, y que al llegar a París vería a su propio hijo en
uno igual.
Quedan en completo silencio y de pronto el
anciano la coge de la mano, la besa en la frente y le recuerda como a pesar de
todo han sido muy felices, siempre han estado juntos, Poco a poco fue cambiando
esa tristeza por alegría, pues el viejo se encargó de hablarle de cosas
agradables, de viajes felices, de alegrías, del matrimonio de los hijos,
de las diferentes llegadas de los nietos, y le hizo saber que ella era el eje
principal de la familia, ella había construido esa familia con mucha dedicación
y con mucho amor y gracias a esto eran una familia feliz.
Sin embargo ella debía confesarle a su
esposo, algo importante, hace unos años atrás le habían diagnosticado
un cáncer y en ese momento se encontraba demasiado avanzado por eso ella tomaba mucha píldora. Su esposo no soporto la noticia y sufrió un
infarto fulmínate.
Ella quedo con los recuerdos de su amado
esposo, su enfermedad, pero tenía el amor de sus hijos y el de sus nietos,
vivió 5 años más, luego falleció después de soportar varias cirugías. FIN
ALUMNOS
Adriana
Caldas 2109362
Ana
Bethy Estupiñan 2109442 CUENTO ESCOGIDO
Fernando
Triana 2109331
Carlos
Arias 2109427
York
Tape 2109442
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